Es el
silencio cómplice.
Es al que
miro de reojo, con cierto odio.
Tan
insípido, tan nada, tan vacio que encierra al todo
porque todo
es posible en su globo, en su cristal.
Todo el
tiempo le pertenece
todas las
preguntas y ninguna respuesta son suyas.
Es el
silencio el eterno.
El que no
conoce la muerte, es el silencio el que acuna,
el que
seduce,
y el que
amedranta.
Es el
silencio al que convoco en la vida
para
respirar silencio,
porque es
puro, es puro,
vacio sin
pecados,
vacio y con todas
las posibilidades abrazadas en su entorno
cielo y
tierra lo sujetan, lo limitan, lo encierran.
Silencio.
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