Anclada en la profundidad del mar
con la quilla de este barco viejo
sin poder levantarla y la proa para el este
ahí me siento, así estoy.
Consciente de reservar las mejores velas
para el viento más poderoso
el momento adecuado
la curación apropiada.
Azotan diferentes tormentas
y mi cuerpo ondula en la danza del compas establecida.
Muros se levantan y golpean
mueren en el intento algunos y otros me ahogan en su oscuridad.
Silencio, silencio…
Sólo por hoy déjame escuchar!
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